Acerca de mí

“Una persona, al descubrir que es amada por ser como es, no por lo que pretende ser, sentira que merece respeto y amor”

—Carl Rogers

Soy Yulie, y quiero contarte un poco más sobre mí ♡

Nací y me crie en la ciudad de Seúl, en Corea del Sur. ¡Sí! El país del K-pop, los k-dramas, y el bubble tea. Pero también, el país que juega un rol importante en mi historia. ​

La cultura coreana, al igual que la mayoría de las culturas asiáticas, es una que fomenta muchísimo la competencia. Por eso, desde que era muy pequeña que se me inculcó que siempre debía de esforzarme, trabajar duro y dar lo mejor de mí. ​

Y eso fue exactamente lo que hice. Tanto en la escuela como en la universidad, siempre fui muy buena estudiante y generalmente era la mejor de mi clase. Me destaqué especialmente por mi buen manejo del español. Llegué a ganar uno de los primeros puestos en la competencia nacional de idioma español en Corea. Me sentía orgullosa de toda la dedicación y esfuerzo que ponía en mis estudios.

¿Cómo podría yo imaginarme
que estas cualidades me traerían tantos problemas?

Esta misma competitividad que me llevó a buscar la excelencia en mis estudios, fue la que motivó a mis compañeros a verme como competencia y tratarme como tal. Incluso mis amigos comenzaron a tratarme mal por ello. Me hacían comentarios hirientes y me aislaban, lo que me trajo muchísima ansiedad, inseguridad y depresión. También comencé a sentirme frustrada, me parecía demasiado injusto que mis cualidades me trajeran consecuencias tan negativas.

Pensé que el problema era Corea, y decidí irme.

Dejé todo atrás y comencé a viajar por el mundo.

Pensé que eso me curaría de toda la ansiedad y depresión que sentía. Durante mis veinte, viví y trabajé en 5 países distintos, entre ellos España, México, Chile y Alemania. En mis viajes conocí gente que me hizo sentir aceptada y bienvenida. Las culturas eran tan distintas a la de Corea, pero por alguna razón, yo seguía sintiéndome mal conmigo misma.

Era como si hubiera interiorizado todas esas voces que hablaban mal de mí. Constantemente sentía que no era suficiente, ninguno de mis logros me parecía lo suficientemente bueno.

Mi mente estaba enfocada en todo lo que yo no era.

Me decía constantemente a mí misma “no eres buena en esto”, “no sabes hacer eso otro”. Empecé a dudar de todo lo que estaba haciendo. De mis decisiones, de mi profesión, de mis capacidades. Me sentía perdida en la vida, sin saber mi propósito ni hacia dónde me dirigía. Y comencé a vivir en el día a día, sin tener una visión de mi futuro.

​Busqué ayuda en terapeutas de todas las nacionalidades, en cada país en el que estuve. Algunos me ayudaron más que otros, pero luego de todos estos años de terapia me di cuenta de un patrón común: la terapia siempre se enfocaba en solucionar un problema en específico.

​Si en vez de terapeutas hubieran decidido ser jardineros, y si en vez de tratar personas trataran plantas, serían jardineros cuyo trabajo es quitar los frutos muertos colgando de las ramas, sin darse cuenta de que la planta está enferma de raíz.

​Fue entonces cuando me di cuenta que si quería sanarme, debía de alcanzar y sanar mis raíces. Debía cambiar la tierrita de mi jardín, aquellas cosas que alimentan mi ser: mis pensamientos, mis hábitos, mis creencias.

​Comencé a estudiar y me licencié en Counseling Psychology, y fue en la psicología que encontré las respuestas que estaba buscando. Aprendí a reprogramar mis creencias limitantes y a cultivar el amor propio y la aceptación hacia mí misma.

Luego de complementar estos conocimientos con varios cursos y formaciones en temas afines, me di cuenta que contaba con las herramientas no solo para sanar y hermosear mi propio jardín, sino que también podía compartir esas herramientas para ayudar a sanar el de los demás.

Con esa intención fue que decidí comenzar con este proyecto.​

Mi intención era crear un lugar seguro donde poder guiar y ayudar a mis pacientes a amarse y aceptarse tal cual como son, con el fin último de vivir una vida plena, feliz y alineada con la radiante persona que siempre estuvieron destinadas a ser.

En la actualidad, tengo la fortuna de trabajar con pacientes de todas partes del mundo, provenientes de diez países distintos en América, Asia y Europa.

​También me encuentro trabajando en facilitar el acceso a mis terapias y servicios en América Latina. Esto porque en mis viajes siempre me recibieron con los brazos abiertos. La cercanía y cariño de su gente me hizo sentir aceptada y bienvenida. ¡Conquistó mi corazón! Me ayudó a sanar y fue una parte importante en mi proceso, y es por eso que ahora quiero devolver a Latam todo lo que hizo por mí.

Y ahora que me conoces un poco más, me gustaría conocerte a ti…

¿Qué clase de persona te gustaría ser?

¿Qué es lo que te está impidiendo convertirte en esa persona?

¿Qué cosas harías si el miedo no existiera en tu mente?

¿Si el “es imposible” no fuera parte de tu vocabulario…?

Te invito a que lo descubramos juntos.

¿Te animas?